Resumen

Los funcionarios a cargo le quitaban los cordones de sus zapatos y los utilizaban para amarrarlo de manos y pies al pupitre. La Municipalidad anunció la interposición de querellas contra dos funcionarios y hay una investigación para establecer desde cuándo ocurría la vulneración.

Tras una denuncia realizada por apoderados de la Escuela Escuadrón de Coronel, se reveló que los funcionarios a cargo del menor de 7 años, le quitaban los cordones de sus zapatos y los utilizaban para amarrarlo de manos y pies al pupitre. La Municipalidad anunció la interposición de querellas contra dos funcionarios y hay una investigación para establecer desde cuándo ocurría la vulneración.

Un niño de siete años con síndrome de Down e hiperactividad fue víctima de agresiones en la Escuela Escuadrón de Coronel, en la comuna homónima de la Región del Biobío, donde se descubrió que cuando atravesaba por momentos de hiperactividad o crisis era amarrado de manos y pies a su pupitre, al final de la sala, con los cordones de sus zapatos. 

Esa situación se mantenía así durante toda la jornada escolar dependiendo del criterio de la persona a cargo.

El hecho quedó en evidencia cuando el funcionario regularmente a cargo del niño de segundo básico se encontraba con licencia médica; cuando pasó por un episodio similar y comenzó a correr por la sala de clases, los propios compañeros le señalaron a la docente reemplazante que hiciera «lo de siempre» para tranquilizarlo, con lo que se descubrió la vulneración contra el menor de edad que ha indignado a los apoderados de la comunidad escolar, según informó Radio Cooperativa.

Hay una investigación interna del establecimiento para establecer desde cuándo ocurría la situación y se denunció el hecho a las policías. Además, el municipio de Coronel anunció la interposición de una querella contra dos asistentes de la educación.

Por parte del Centro General de Padres y Apoderados de la escuela, Ingrid Poza detalló que el niño afectado «es hiperactivo, pero él tenía una asistente personal que solamente estaba al 100% con él y en parte estaba la asistente de aula, que es la que trabaja con todos los niños de su curso, y las dos practicaban estas conductas».

“El día 26 de agosto lo supo la dirección del colegio, pero quien acusó de estas malas prácticas fue una profesora nueva, del Programa de Integración Escolar (PIE), que llegó este mes y a ella evidentemente no le pareció que era correcto y se lo informó a la profesora jefe, explicó Ingrid Poza.

La representante además agregó que según lo que han comentado otros apoderados, los niños y niñas que son compañeros de Óscar, se habían “acostumbrado” a verlo atado a la mesa. “Tenían normalizado que al niño había que amarrarlo para que estuviese quieto. O sea es una práctica reiterativa, desde le primer semestre que hacían eso”. denuncia la presidenta.

El alcalde Boris Chamorro, además de rechazar la vulneración de los derechos del menor de edad, dijo que se sostuvo una reunión con la comunidad educativa, el director, el Centro de Padres y la apoderada del niño. Además, detalló que se instruyó a una abogada para realizar la investigación sumaria respectiva y se designó a una fiscal, que estará a cargo desde esta jornada.

Dentro de las facultades, la persecutora puede «pedir la separación de funciones de todos los (involucrados) que ella estime conveniente».

«El día de mañana en el Municipio de Coronel, a través de su departamento de educación municipal, vamos a desarrollar una querella criminal contra todo aquel que resulte responsable de esta vulneración de derechos», afirmó el jefe comunal.

¿Cómo afecta esta situación a Óscar y sus compañeros?

La psicóloga especialista en personas con síndrome de down y neurodivergencias, Patricia Rodríguez, aseguró que los hechos de vulneración hacia niños pueden generar importantes consecuencias en su desarrollo.

“Ellos asumen que porque una persona tiene síndrome de down es hiperactiva, lo cual es totalmente falso. Esto puede tener repercusiones negativas, como lo sería para cualquier niño que es amarrado. Probablemente el menor haya sentido frustración, rabia y los compañeros también”, explicó la especialista.

Además, aclaró que estos hechos de vulneraciones también afectan a sus pares. “Tenemos un compañero que probablemente lo ven como alguien distinto, al cual lo amarran y eso provoca que comienzan a normalizar esos actos de violencia en el curso“, indicó.

Finalmente añadió que esto puede provocar un “estrés post traumático para el niño”, ya que “detrás de este acto hay una connotación social. Es prácticamente una humillación, más cuando lo tratan así frente a otros compañeros. Imagínate lo que es para un niño en términos sociales, que te dejen ahí mientras todos te miran. Es una manera de intimidarlos, de decirles, ‘si tu no te quedas quieto te va a pasar lo mismo’”, concluyó Patricia.  

Fuente: cooperativa.cl y chvnoticias.cl