ANTE LA FALTA DE OPORTUNIDADES EDUCATIVAS PARA PABLO, HIJO DE MARÍA ANGÉLICA, QUIEN NACIÓ CIEGO, ES QUE DECIDIÓ RESOLVER EL PROBLEMA CON SUS PROPIAS MANOS: NO SÓLO HARÍA UNA ESCUELA PARA SU HIJO, SINO QUE HARÍA UNA GRATUITA PARA TODAS AQUELLAS FAMILIAS QUE VIVIERAN ESTA MISMA REALIDAD, Y LO LOGRÓ. ASÍ NACIÓ CORPALIV, UNA ESCUELA DEDICADA A BRINDARLE EDUCACIÓN A NIÑAS Y NIÑOS EN SITUACIÓN DE DISCAPACIDAD MÚLTIPLE. POR SU LABOR, EL AÑO 2017 FUE DESTACADA CON EL PREMIO MUJER IMPACTA, UN GALARDÓN QUE SE LE DA A TODAS AQUELLAS QUE CON SUS LOGROS, HAN REPERCUTIDO FAVORABLEMENTE EN LAS VIDAS DE OTRAS PERSONAS.

“¿Qué pasaría si el día de mañana, al levantarte, descubres que no puedes ver? ¿Y, cuando intentas pedirle ayuda a alguien, sientes que de tu boca salen las palabras, pero no puedes oír porque también has perdido la audición? Para cualquiera que nació con esos dos sentidos desarrollados, esta realidad podría ser parte de una película de miedo”.

Con estas palabras, la fundadora de Corpaliv, María Angélica Baragaño, una escuela dedicada a brindarle educación a niñas y niños en situación de discapacidad múltiple, explica la angustia que puede sentir una persona al momento de enfrentarse a un mundo que no es inclusivo. Esta es una  situación que no afecta solo a la persona, sino que a su familia y todo su círculo más cercano.

Siendo Chile un país es donde la educación está estandarizada, resulta muy difícil para las familias de niñas y niños con problemas de movilidad, visión u oído, entre otros, encontrar un colegio en donde puedan adquirir real conocimiento y no solo “el cartón”.

Fue por ello que, ante la falta de oportunidades educativas para Pablo, hijo de María Angélica, quien nació ciego, es que decidió resolver el problema con sus propias manos: no sólo haría una escuela para su hijo, sino que haría una gratuita para todas aquellas familias que vivieran esta misma realidad, y lo logró. Razón por la cual el año 2017 fue destacada con el premio Mujer Impacta, un galardón que se le da a todas aquellas mujeres que con sus logros, han repercutido favorablemente en las vidas de otras personas.

Corpaliv está orientado a desarrollar una propuesta educativa para niños, niñas y jóvenes que presentan discapacidad múltiple, es decir, una combinación de necesidades educativas especiales: cognitivas, sensoriales, comunicativas,  motoras, incluyendo la sordoceguera.

Su fin es que todo estudiante pueda aprender a comunicarse y lograr diversos grados de autonomía, trabajando en conjunto con su familia y cuidadores.

El sueño de María Angélica comenzó cuando nació su hijo Pablo, en un comienzo, los médicos le indicaron que tenía poca visión en un ojo, “pero mi instinto materno me decía que había algo más. Tres meses después recibí un diagnóstico distinto: el pequeño era ciego y tendría múltiples dificultades”.

En ese momento, María Angélica decidió que intentaría ofrecerle una vida lo más normal posible. Siendo madre de otros dos hijos y recién separada, comenzó a recorrer muchos centros y “escuelas especiales para niños con capacidades diferentes, pero me di cuenta que no había ningún lugar en que se atendiera a niños con estas condiciones”, cuenta.

Al cumplir doce años y gracias al largo camino que recorrió junto a Pablo, se encontró con otros padres en situaciones similares. Ante la falta de un centro adecuado para ellos, muchos habían decidido dejar a sus hijos en la casa, “pero esa no era una opción para mí”, relata.

“Por eso, decidí buscar la ayuda de otros apoderados y juntos organizamos un grupo que sería la voz de estos niños. Ese fue el puntapié inicial para que naciera Corpaliv”.

Siete años después de que se instauraron, abrieron una escuela reconocida por el Ministerio que hoy atiende a 38 niños de entre 0 y 25 años de forma completamente gratuita. En sus salas se pueden encontrar varios jóvenes de distintas comunas que llegan al lugar gracias a un bus que viaja a recogerlos todos los días. “Por suerte, a nosotros nos llegan personas con un gran corazón en donde prima la labor que hacemos por sobre la plata”, comenta.

Finalmente, su sueño es tener una casa de acogida, “a veces pienso, ¿Qué va a pasar con los niños que están en un hogar, pero que cumplen la mayoría de edad? Ellos no tienen la suerte de Pablo que me tiene a mí y a sus hermanos. Mi propósito es que otras personas cuenten con las mismas oportunidades que tuvo mi hijo”, narra.

Fuente: elmostrador.cl